Por Mia Yanez
Cuando yo era niña, yo le pregunté a mi padre, “¿De dónde es nuestra familia?” Él me contestó con orgulloso “¡Guadalajara!” Aunque nunca he visitado a la capital de Jalisco, México, yo siento que yo conozco la ciudad porque mis tías han perfeccionado la cocina de Guadalajara. Ellas aprendieron todas las recetas de su madre (mi abuela) y replican los platos para la familia Yanez cada reunión. Mi plato favorito que representa mi cultura jalisciense es el pozole rojo. Este plato es una sopa tradicional con maíz molido, una carne, y un caldo derivado de chiles. Mi familia adorna la sopa con lechuga rallada, los rábanos, las cebollas, y un apretón de un limón. Usualmente se sirve el pozole durante los días festivos, como el Año Nuevo o la Navidad. Es un plato perfecto para esos días porque la sopa se calienta su cuerpo y su alma.
Un aspecto increíble sobre la cocina mexicana es la variación ente todos los estados. Aunque mi familia es de Jalisco, mi experiencia con la comida guadalajareña no corresponde con la comida de Yucatán. Jalisco se ubica en el sudoeste de México mientras Yucatán se ubica en el sudeste. En estas regiones, los estados cultivan, reciben, y cocinan con ingredientes diferentes—por eso no me sorprende que los platos tradicionales de Yucatán son diferentes también.
Para familiarizarme con la cocina de Yucatán, yo comí en restaurante Chichen Itzá. Yucatán se ubica en una península, un punto de acceso para otros países del este. Con este acceso, las interacciones con España, el Oriente Medio, el Caribe, y Norte de África han influido la cocina. Por eso, su versión de los “tacos”—los panuchos—fue diferente. Yo decidí probar los panuchos porque el blog por Emily me interesaba y aparecía delicioso. Fue una buena elección porque los colores brillantes del aguacate, las cebollas encurtidos, y el tomate complementaron los colores naturales del pavo rallado y los frijoles negros dentro de la tortilla frita. También, los suaves del pavo y las verduras mezclaron con la tortilla crujiente. Yo necesité añadir más picante con la salsa habanero, pero disfruté mi almuerzo yucateco.
La comida yucateca es el ejemplo perfecto para demostrar el periférico de la cocina mexicana. El periférico refiere a las regiones que enfocaban en su cultura única mientras el centro del país desarrollaba la cocina sofisticada y complicada (Anderson 194). El “centro” de México es la D.F. y el norte, con las influencias duraderas de la regla de España. Sin embargo, en Yucatán, lejos del centro, los ciudadanos usaron los ingredientes tradicionales de la cultura Maya y mezclaron los ingredientes de las otras culturas como libanés. Por ejemplo, mis panuchos incorporaron ingredientes precolumbianos, como el maíz en la tortilla, los frijoles, y las verduras. Es un plato que se sirve en la noche durante fiestas casuales—no es un plato de “haute” cocina que solo existe en un restaurante. En los periféricos, ellos enfocaban en los valores de la comunidad, pues un panucho es un plato tradicional que todos pueden cocinar y compartir.
Mi experiencia con Chichen Itzá conecta a la idea grande de E.N Anderson, en que los eventos de historia global cambian las características en la cocina en un país. Por eso, es difícil para definir la autenticidad de una cocina porque no es una ciencia exacta (Anderson 189). No se puede definir la autenticidad de México solo basado en la cocina de D.F., porque todos las regiones contribuyen a la cultura mexicana en sus maneras diferentes. Aunque la cocina yucateca usa las influencias de otros países, todavía pertenece con la gran cocina de México porque los sabores del maíz, los frijoles, y una carne se presente en cada plato. En Chichen Itzá, yo sentía que recibí una experiencia autentico porque ellos tienen los platos tradicionales y únicos a la región Yucatán—¿dónde se come panuchos, papadzules, y poc chuc aparte de un restaurante yucateco? Los clientes abarcaron a las familias latinos, los estudiantes de USC, los adultos Angelenos, y más—todos vinieron a Mercado La Paloma para disfrutar la comida autentica y buena.