Un río de sabor oaxaqueño: Guelaguetza Restaurante por Josh

3014 W Olympic Blvd, Los Ángeles, CA 90006
 ☎ (213) 427-0608
🌐 ilovemole.com

Festival de Moles: de veras fue un festival de cuatro sabores—negro, rojo, estofado y coloradito. También incluye pollo dentro del mole, arroz y una tortilla a mano.

Mole poblano es un tipo de salsa muy distinto de Puebla y Oaxaca, dos estados mexicanos. Hay muchas variedades: mole negro, rojo, amarillo, verde, almendrado, aún huaxmole (más conocido en EEUU como guacamole 🥑), y más—algunas personas estiman que hay más de 50 tipos de mole. Sin embargo, las variedades de mole tienen elementos comunes, como frutas, pimientos, nueces y especias.

Oaxaca, uno de los orígenes de mole poblano. Es una ciudad vibrante con festivales culturales, atracciones turísticas y naturalmente buena comida.

Bueno, había oído mucho sobre el mole cuando estaba aprendiendo español en la escuela intermedia y secundaria, pero nunca lo he probado hasta el año pasado, cuando una madre trajo una versión casera a una iglesia mexicana en San Luis, Misuri. Me soprendió la riqueza del sabor: una mezcla tentadora de amargura gustativa, especias exóticas y una sensación de boca profunda que perduraba en la lengua. Estaba enganchado: no me cansé del mole ese día. Nos acabábamos de arroz porque ayudé a servir la comida, pues, añadí esta salsa excepcional a la pasta que estaba allí. ¿Cometí un error grave?

Mole negro + pasta italiana = ¿una idea terrible? Pero para mí, ¡fue genial!

Avance rápido hacia 2019 ⏩

Un año después, escuché de mi profesora (Portnoy) de mi clase de español que había un lugar conocido por su mole cerca de mi universidad, USC. Me interesó, pero no estaba entusiasmado hasta que mi compañera de cuarto de mi primer año en USC me dijo que ya sabía de Guelaguetza, y este restaurante es el restaurante oaxaqueño más famoso en todo EEUU. Por lo tanto, pronto estábamos en camino a Guelaguetza Restaurante con dos compañeras adicionales de mi clase, Allen y Brandon.

El primer viaje culinario 

Las reseñas de Google dijeron que habría mucha gente cerca de la hora de cenar; pues reservé una mesa para cuatro personas a las seis. Nos fuimos a las cinco y media en un Uber. Había tanto tráfico y llegamos exactamente a las seis.

La destinación—Guelaguetza

Afuera de Guelaguetza Restaurante. En el fondo hay muchos establecimientos coreanos porque estamos en el barrio coreano. Mi amigo, Ryan, está a punto de despegar con los cuervos.

Cuando llegamos, me impresionó inmediatamente el color del edificio—una naranja fuerte, el color del hambre, o un apetito feroces. Me di cuenta de los signos coreanos al otro lado de la calle y me acordé la singularidad de Los Ángeles, con las líneas de fallas entre culturas, en las palabras de Jonathan Gold.

Me preguntaba quién estaría comiendo aquí: mexicanos oaxaqueños, otros latinoamericanos, mexicanos de la segunda generación, hipsters gastronómicos, coreanos del barrio ¿y otras personas?

Entramos y había casi nadie en el restaurante. Nuestra reserva fue en vano, pero sin importar, el camarero nos sentó rápidamente en una sección poco iluminada en la parte de atrás del restaurante. Oímos que habría música en vivo, pero cuando llegamos inicialmente sólo había música latina reproducida por altavoces.


La comida

Nuestro camarero nos trajo el apetitivo muy pronto, y nos cautivó inmediatamente. Todos nosotros teníamos hambre y no podemos resistir el plato. Las tortillas fritas estaban crujientes y llanas, una mezcla perfecta. El mole era más claro que lo que probé en San Luis, pero funcionó bien con las tortillas fritas. El sabor era rico y delicioso, con notas de canela, nueces y una complexidad que perdura en tu boca, y también en tu mente mientras tu cerebro intenta averiguar qué está pasando.

El apetitivo: tortillas fritas, cubiertas de mole estofado y queso. Voy a mirar el menú después de comer un par de tortillas fritas: tengo prioridades.

Nos dieron una segunda plata del aperitivo después de terminar el primero. De manera realista, probablemente podría comer tres platos del apetitivo para mi cena completa, pero había otras cosas para probar.

Luego, era la hora de pedir comida. Le pedí al camarero una recomendación, y procedió a explicar el mole negro, el mole rojo, y de hecho el menú entero. Porque no podíamos decidirnos por un sólo sabor, Ryan y yo elegimos pedir el Festival de Moles (imagen de título), el cual tiene cuatro sabores de mole: negro, rojo, estofado y coloradito.

Nuestra mesa. Tenemos el festival de moles con arroz y tortillas a mano y cuatro bebidas de mezcal. Allen y Brandon pidieron algo diferente pero me olvidé de probarlo.

Cada uno de los moles tenía un perfil de sabor único, con distintas mezclas de especias, colores e impresiones. Sin embargo, los cuatro moles también eran muy similares entre sí mismos en cuanto a sus espesores y sensaciones bucales.

Probé el mole con el arroz y las tortillas a mano, y para mí el mole quedó mejor al arroz que a las tortillas porque el mole fue un poco acuoso (en el buen sentido), pero a Ryan le gustó el mole con las tortillas más. Comiendo el mole con las tortillas me recordó a la cocina etíope, específicamente, injera, un pan esponjoso comido con salsas ricas.

De veras, creo que prefiero el mole casero que probé en San Luis, porque me gusta más una más gruesa, más chocolate salsa. Tengo que preguntarme: si los italianos conquistaran Oaxaca, ¿tendríamos hoy pasta con mole? Sería un fanático de esta historia alternativa 😜.

Si sólo…

🍹¿Y las bebidas? Pedí la Garra de Tigre, un mezcal con sal de chile oaxaqueño y limón licuado. Era la primera vez que probaba el mezcal fue muy,  muy interesante el primer sorbo, pero a medio camino de la bebida se estaba convirtiendo en un poco demasiado. Fue muy fuerte, salino y tuvo sabores que quizás requieren un poco de acostumbrarse. 😬😂

En efecto, aconsejo que pruebes un mezcal si ya no lo has probado, y quizás compartido con un amigo/a bueno/a 🙂

Otras notas

Una hora después de llegar, el restaurante estaba atestado—¡y había música en vivo!

Estaba tan ocupado concentrándome en mi comida que no me di cuenta de que toda la gente que entró en el transcurso de la hora que estuvimos allí. Miré hacia arriba—¡y voilà!—había músico en vivo y cada mesa estaba llena por lo que podía decir. Había una diversidad de consumidores, pero la mayoría parecía latina, y no había muchos jóvenes como nosotros 👶👦.

La banda tenía un batería de congo, teclista y vocalista principal de guitarra. No sé: ¿era un desempeño semi-turístico, una expresión de cultura oaxaqueña auténtica (por cierto, ¿qué quiero decir con esto?), o algo en el medio?

Nos marchamos fuimos a nuestro Uber, con estómagos mayoritariamente llenos y curiosidades satisfechas.

La reseña de Jonathan Gold nos saludó de la pared del vestíbulo cuando nos fuimos.

Última palabra

Quizás nunca he probado comida oaxaqueña en un restaurante o en las calles, y si ya la he probado, no la recuerdo; pero esta experiencia fue inolvidable (por lo menos en el momento de escribir esto, 26/1/19, dos días después de esta excursión). No obstante, la comida y las bebidas eran bastante caros y los tamaños de porción estaban sólo la media. Creo que tienes que ir aquí si nunca has ido, pero para mí no vale la pena volver, salvo que tengo un amigo oaxaqueño o quiero mostrar un foodie la escena culinaria de Los Ángeles.
Pero, yo soy yo, no tú: ¡siéntete libre de no estar de acuerdo conmigo!

Mis calificaciones
La experiencia cultura: ✨✨✨✨
La comida: ⭐⭐⭐
El precio: $$
En general: ✔️ Recomendaría, pero sólo por primera vez o en ocasiones especiales

¿Cuáles son tus pensamientos?

–Josh

4 respuestas a “Un río de sabor oaxaqueño: Guelaguetza Restaurante por Josh

  1. Sarah Portnoy

    Josh,
    Buena descripción del lugar y los colores. Qué pena que hayan llegado tan temprano. Las 6 de la tarde entre semana es muy temprano–por eso no había nadie. Los fines de semana está lleno y con música en vivo.
    Sí, es un poco caro–sobre todo para estudiantes. Pero como dijiste, una vez en la vida vale la pena!
    Mole con pasta–qué escándalo!! Ahora tienes que seguir probando mole en otros lugares como Gish Bac para comparar. Guelaguetza no es mi favorito pero es un lugar divertido con buenos cocteles.

  2. lucysantora

    Gracias para una buena descripción de la comida y lugar. Me interesa de la idea de combina pasta italiano con mole negro. Mi familia es italiano y me gusta mole pero nunca pensé en combine los dos!

  3. Brandon Towers

    Estoy de acuerdo con tu aconsejo sobre mezcal. No me gusta mezcal mucho pero cuando estuvimos a Guelaguetza me preguntó el camarero ¿cuál bebida es la más dulce? Y él recomendó “pasión de Oaxaca.” Esta bebida no estaba tan fuerte. Me olvidó los ingredientes pero lo tuvo un sabor deleitable.

    Tu idea para combinar el mole y pasta italiano me interesa mucho. Necesitamos volver a Guelaguetza para comprar mole y después hacer el plato con pasta.

  4. Caroline Stack

    Josh,
    Estaba realmente intrigado por tu artículo, especialmente por cómo reflexionaste de dónde son originalmente las personas que comen allí. No tenía idea de que había tantos tipos de mole. Siempre he visto mole en el menú de diferentes restaurantes mexicanos, pero siempre elijo las opciones con las que estoy más familiarizado. Después de leer tu artículo, tengo muchas ganas de probar mole.

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