01/13/2015
La Casita Mexicana está ubicada no lejos del 710 Freeway en la ciudad de Bell. Ya varias personas me habían recomendado este lugar, pero nunca había ido. ¡Ahora me arrepiento de no lo haber probado antes de hoy! Por las críticas en Yelp y las recomendaciones de mis amigos, esperaba un restaurante elegante. En verdad, la primera vez lo pasamos sin lo haber visto; pues, desde afuera nada lo distingue de la sucesión de locales de comida rápida y panaderías que bordean la avenida Gage. Sin embargo, dimos la vuelta para atrás y al entrar a La Casita Mexicana sentí que estábamos en el lugar correcto.
Lo primero en lo que me fijé era lo tan brillante que era todo. La pintura en las paredes, las flores en las mesas, los manteles, los cuadros – hasta que me dolían los ojos de mirarlo todo a la vez. Escogimos nuestra mesa de unas 20 que estaban abiertas. Como era jueves, parece que no había salido mucha gente a comer. El mesero que nos atendió nos habló en un español muy educado y muy formal sin jergas o introducciones de “spanglish.” Me enderecé y pedí un agua de limón con semillas de chía en mi mejor español.
El agua de limón estaba riquísimo – no tan dulce ni demasiado ácido. También me impresionó la hermosa presentación de los chips con tres moles (mole poblano y pepianes rojo y verde) y el sabor suave de la sopa del día (crema de frijol) que nos trajeron.



Yo pedí los tres moles de pollo, y cuando me llegó lo vi más como una obra de arte que una comida para consumir. Los tres moles parecen pinturas espesas de colores verde, anaranjado, y un chocolate muy puro. La primera mordida olía a semillas de calabaza, y el chile me picó un poquito la nariz. Cada de los moles tenía un sabor distinto. El mole poblano tenía el sabor más complicado: una salsa cremosa con sabores de chile y chocolate. El rojo sabía más a maní y calabaza, y el verde (mi favorito) era más salado y picante con sabores de ajo y cebolla. El pollo, ya derritiéndose de tanto cocinar, hizo el complemento perfecto a estos guisos deliciosos que yo envolvía en tortillas hechos a mano.

Mi esposo pidió los chamorros de res adobados. Aunque yo me encontraba un poquito ocupada con mis tres moles, también los probé. Este plato también tenía un sabor exquisito. La carne estaba muy suavecito y vino bañado con un guiso que sentía dulce y a la vez salado – muy diferente a la carne asada que siempre he comido en los restaurantes mexicanos. ¡Lo único que me arrepiento es no haber tenido espacio para probar los churros rellenos de cajeta!

Los platos y las recetas de La Casita Mexicana son basadas en el “cuisine” tradicional de México. No obstante, los chefs Jaime y Ramiro utilizan técnicas y ingredientes modernas en su cocina y en su presentación, y hay críticas que dicen que su comida no es autentica. Sin embargo, como dice Ken Abala en “A Theory of Gastronomy,” realmente no existe una definición exacta de que comida es “autentica” o “no autentica,” porque todos estos términos asumen la existencia de una forma correcta o original de preparar una comida. Tal vez la forma más correcta es la que produce un plato sabroso de ingredientes frescos. Esto es lo que siempre encontrará en La Casita Mexicana.