Los Estados Unidos es la sociedad más rica de la historia humana. Pero, también es un país de desigualdad profunda. Nuestra sociedad capitalista está diseñada para explotar mucha de la gente para beneficiar un pequeño porcentaje de la población. Solo tres multimillonarios tienen más dinero que 160 millones de estadounidenses más pobres combinados. La pandemia de COVID-19 revela mucho sobre estas desigualdades en EEUU.

Por ejemplo, COVID-19 es una amenaza mayor para nuestros “trabajadores invisibles” que tienen una papel importante en nuestra suministro de alimentos. Ellos cosechan, procesan, transportan, y almacenan (“stock”) los alimentos que son necesarios para una sociedad que está funcionando. Estos trabajadores son explotados y mal pagados. En muchos lugares, no existen procedimientos adecuados para proteger a estos trabajadores – de producción, de almacén, de transporte, y de tiendas. Por lo tanto, son extremadamente vulnerables a contraer y propagar el virus.
Un artículo por Zach Cohen de CNN nos da los detalles de estos problemas:
Es probable que sean personas que ya trabajan por temor a la deportación. Ahora están trabajando por miedo a la infección. Shoichet escribe que menos personas se presentan a trabajar, temiendo por su seguridad.
– Zach Cohen: “Es hora de hablar más sobre el suministro de alimentos en medio de la crisis de COVID-19”
Probablemente has visto recientemente el titular de que una de las plantas de procesamiento de cerdos más grandes del país había dejado de producir en el futuro previsible. ¿La razón? Los empleados de la planta, una operación de Smithfield, representan aproximadamente la mitad de los casos de coronavirus en Dakota del Sur.
– Zach Cohen: “Es hora de hablar más sobre el suministro de alimentos en medio de la crisis de COVID-19”
La falta de protecciones básicas de los trabajadores en la industria del suministro de alimentos nos pone en mayor riesgo de propagar el virus, especialmente a las poblaciones más vulnerables.

Además, COVID-19 no solo subraya cómo el capitalismo crea un la guerra de clases en este país, pero también la discriminación racial. Durante tiempos de crisis como esto, es importante reconocer que las poblaciones de clase trabajadora más vulnerables son las comunidades de color. Según Ana Galvis en su articulo de Food First:
El sistema alimentario es injusto e insostenible, pero no está roto—funciona precisamente como el sistema alimentario capitalista siempre ha funcionado; concentrando el poder en manos de una minoría privilegiada y distribuyendo desproporcionadamente las “externalidades” sociales y ambientales a grupos raciales estigmatizados.
– Galvis, Ana: Desmantelando el Racismo de Sistema Alimentario
Galvis hace un punto importante: mientras los granjeros blancos son los operadores y propietaros de la granja, los trabajadores agrícolas y de alimentos son desproporcionadamente minorías raciales y étnicas que están mal pagadas, sufren inseguridad alimentaria, y experimentan más “wage theft” que trabajadores blancos:
“Mientras que el ingreso promedio de los trabajadores blancos de alimentos es de $25,024 al año, los trabajadores de color ganan anualmente $19,349. Los trabajadores blancos ocupan casi el 75% de los puestos de dirección en el sistema alimentario. Los latinos ocupan el 13% y los trabajadores negros y asiáticos el 6,5%.”
– Galvis, Ana: Desmantelando el Racismo de Sistema Alimentario
Es importante reconocer todos de esos niveles de desigualdad en nuestra sistema de capitalismo en general, y en nuestra sistema alimentaria específicamente.
También, es importante considerar la interrupción al suministro de alimento del lado de consumidores. El artículo de CNN dice que cuando estos trabajadores no pueden trabajar porque están enfermados, los consumidores no pueden llevar comida a sus familias – especialmente los consumidores que no pueden obtener una gran cantidad de alimentos tempranos porque no tienen suficientes ingresos.
Además, el artículo de CNN habla sobre consumidores que tienen un acceso limitado a los alimentos ahora que muchos lugares están cerrados:
Otro problema es encontrar formas de llevar comida a los consumidores, ahora que los restaurantes, los comedores de las oficinas, las cafeterías escolares y tantos otros lugares donde la gente solía ir a comer están cerrados.
– Zach Cohen: “Es hora de hablar más sobre el suministro de alimentos en medio de la crisis de COVID-19”
Otra idea que este artículo de CNN y un articulo de LA Times por David Pierson discuten es cómo el cierre de las fronteras nacionales en todo del mundo está afectando el comercio. Los Estados Unidos dependen de otros países para la alimentación, y otros países dependen de los Estado Unidos. Esta es un otra manera que la interrupción del suministro de alimentos impactará comunidades más vulnerables.
Además, las personas que han perdido su empleo también sufren inseguridad alimentaria. Según un artículo por Nina Lakhani en Eldiario.es, muchos estadounidenses ahora dependen de los bancos de alimentos durante este período de inseguridad. Para muchos, esta es la primera vez que tienen que depender de programas como los bancos de alimentos:
Durante este último mes, aproximadamente una de cada tres personas que se ha acercado hasta el local de una organización sin ánimo de lucro en busca de comida lo ha hecho por primera vez en su vida, según las entrevistas realizadas con una docena de establecimientos por todo el país.
– Nina Lakhani: “Los despidos masivos y la falta de ayudas públicas empujan a millones de personas en EEUU hacia los bancos de alimentos”
Como resultado de esta crisis, muchas más personas experimentarán las realidades de millones de estadounidenses que siempre han vivido en pobreza o la escasez. Según un voluntario en St. Mary’s, el banco de alimentos más antiguo de EEUU, ubicado en Phoenix, Arizona:
“Primero vimos gente que vive mes con mes que fue despedida y no sabía como iba a conseguir el próximo plato de comida, después los que tenían un par de semanas de ahorros. Ahora, la gente que sabía de nuestra existencia porque han donado comida o han sido voluntarios en alguna ocasión.”
– cita por Jerry Brown; Nina Lakhani: “Los despidos masivos y la falta de ayudas públicas empujan a millones de personas en EEUU hacia los bancos de alimentos”
Como se describe en los artículos de CNN y Eldiario, los problemas de suministro de alimentos de esta crisis son un nuevo concepto y experiencia para algunos estadounidenses, pero siempre ha sido la realidad para muchos otros. Por eso, esta pandemia es una llamada de atención de como las personas que sufren de desigualdad sobreviven en EEUU.
Cuándo prestamos atención a estos problemas, podemos resolverlos con esfuerzos como el trabajo de los organizaciones sin fines de lucro por José Andrés y World Central Kitchen, como Anderson Cooper de CBS News cubre en este video. Hay muchas esfuerzos como esto que se describe en un articulo por Alicia Lee también. Este artículo resume cómo las diferentes comunidades locales de chefs en los Estados Unidos están trabajando para combatir la inseguridad alimentaria durante COVID-19. Es muy interesante saber cómo los chefs enfatizan uno de estos factores: el acceso a los alimentos. En la social media, también vi que muchos restaurantes en mi ciudad de Fayetteville, Arkansas, están ofreciendo comida gratis sin hacer preguntas durante esta crisis.
En un artículo reciente en mi revista favorita, Jacobin, Dr. Colin Gordon le dio al coronavirus el término, “the inequality virus.” El acceso a la comida es una gran razón para esto. Es importante considerar la falta del acceso a los alimentos, especialmente durante una pandemia como esta, porque la falta de nutrición debilita nuestro sistema inmunitario, y, como resulto, las personas pueden ser más vulnerables a contraer el virus y propagarlo (spreading it). Por lo tanto, esta falta de recursos pone a las comunidades de bajos (o no) ingresos, especialmente en comunidades de color, en un alto riesgo.
Pero esfuerzos como organizaciones sin fines de lucro como los artículos describen nos muestra la importancia de las iniciativas de base cuando nuestros gobiernos locales y nacionales no están haciendo suficiente trabajo. Aunque puede ser difícil ser sostenible, pueden ser muy durante su duración porque están trabajando fuera de los pasillos de poder, sin presión burocrática, a un nivel local. Este me da mucha esperanza porque, aunque las noticias siempre hablan de nuestras pérdidas en esta pandemia, también hay mucha movilización a nivel comunitario.

Reflexión:
Además de estos problemas relacionados con la justicia alimentaria durante COVID-19, aprendí mucho este semestre en esta clase. Disfruté especialmente nuestras excursiones, porque cada viaje nos enseñó sobre el contexto histórico, antropológico, y sociológico de la comida. También, tener multiples presentaciones durante todo del semestre fue una manera muy efectiva para aprender, aunque me lamenta que no pudimos explorar los restaurantes para nuestra restaurante. Esta es mi tercera clase con Profesora Portnoy, y siempre he disfrutado como cada clase es muy “hands-on”. Ella siempre nos muestra cómo algo que parece muy sencillo – la comida y el acto de comer – puede tener muchas implicaciones y lecciones si prestamos bastante atención.
Los 5 momentos que más disfruté y que recordaré más de esta clase incluyen:
– Cómo escribir sobre comida en una manera descriptiva, lo que mejoró mis habilidades de escribir o comunicar en español (¡y usar lenguaje descriptivo en inglés también!)
– Explorar las ideas de gentrificación y “white-washing” en las comunidades latinoamericanas en Los Ángeles a través de la comida y las historias de Olvera Street y la visita al Mercadito en Boyle Heights.
– Aprender sobre las diferencias regionales en la comida mexicana y probando Mariscos Jaliscos por primera vez, ¡los tacos de camarones eran fenomenales!
– Reconsiderar los conceptos de autenticidad, “whitewashing”, apropiación cultural, en nuestro mundo globalizado, especialmente en lugares como Los Ángeles.
– Aprender sobre de la fusión de comida y intercambio cultural por nuestras excursiones a X’Tiosu Kitchen y Grand Central Market, y también por mis presentaciones sobre “luxe-loncheras” (en que hablé sobre Kogi) y comida colombiana (en que hablé sobre Escala).
Como una estudiante que aspira a ser un psicólogo y estudiar los papeles de la cultura, la identidad, y el entorno social en el comportamiento humano, los temas de esta clase fueron muy interesante para mí.
Referencias:
Cohen, Zach. “Es hora de hablar más seriamente sobre el suministro de alimentos en medio de la crisis de COVID-19”. CNN.
Cooper, Anderson. “Addressing the strain the coronavirus has put on America’s food supply chain with Jose Andrés.” CBS News.
Galvis, Ana. “Desmantelando el Racismo de Sistema Alimentario”. Food First.
Lakhani, Nina. “Los despidos masivos y la falta de ayudas públicas empujan a millones de personas en EEUU hacia los bancos de alimentos”. Eldiario.es.
Lee, Alicia. “Chefs en EE.UU. transforman sus restaurantes en centros de ayuda para los trabajadores despedidos.” CNN.
Pierson, David. “Del caviar al jugo de manzana, el coronavirus está cambiando la forma en que el mundo se alimenta”. Los Angeles Times.