¿Dónde está lo real? ¿En mole? ¿Un restaurante escenificado? ¿O la comida prehispánica?
Antes de este año, debo admitir que era un poco snob de la comida—específicamente con respecto a las comidas mexicanas que consideré «inauténticas». Nunca tocaría Taco Bell, Mission Taco ni Qdoba. Si la comida no cumple a mi imagen de comida mexicana auténtica, no la quería. Mi imagen de la consistía en tacos de un estacionamiento de AutoZone o taquerías en el este de Los Ángeles; si había al pastor o carne asada, era lo suficientemente auténtico para mí.
Pero, mi vista de la comida mexicana empezó a cambiar cuando visité Ensenada, MX el año pasado. Delante de nuestra clínica dental comunitaria, había dos tipos vendiendo tacos desde su carrito. En la mañana antes de nuestra clínica, probé dos tacos con mi amigo mexicano. Me sorprendió: sabían muy diferente a los tacos de Los Ángeles que yo conocía como verdadera comida mexicana. Las tortillas sabían diferente, eran más grandes y había algo diferente en el sabor en general que no pude identificar. Además, no pude encontrar al pastor durante todo nuestro viaje. Estaba confundido: si la comida que estaba comiendo en Los Ángeles no era auténtica, ¿qué estaba comiendo?
Pero, no tenía mucho tiempo para pensar más sobre esto: iba a ir a los Países Bajos, y necesitaba centrarme en el idioma, la cultura y la comida del país.

Sin sorpresas, uno podría encontrar a McDonalds y Taco Bells en casi cada ciudad europea como Amberes, Colonia o Múnich. Pero, lo sorprendente fue que muchos de mis amigos europeos querían probar «las clásicas» cadenas de comida rápida estadounidenses conmigo, incluyendo ¡jadeo! Taco Bell. Me negué vehementemente, por supuesto; pero me sorprendió esta perspectiva sobre la comida estadounidense. De repente, en mi segundo fin de semana de vuelta en EEUU me encontré en un Taco Bell…

Esta fue la primera vez que comí en Taco Bell en años, pero esta vez, tenía una perspectiva fresca. No estaba comiendo inauténtica comida mexicana, sino comida estadounidense «auténtica». Prácticamente podía saborear la industrialización, mundialización y libertada🦅 auténtica en cada bocado de mi 🔥Fiery Doritos® Locos Taco.
Mi idea de autenticidad cambió:
Toda la comida puede ser auténtica, si lo llamas lo correcto.
¿Es Taco Bell «comida mexicana» auténtica? Definitivamente no. Pero ¿es la estadounidense, con un poco de inspiración mexicana? Sí, y auténticamente así.
Sin embargo, algunas personas, como una filósofa de los estudios de alimentación, discutirían algo diferente sobre la autenticidad:
The term is inherently problematic because, as the food studies philosopher Lisa Heldke argues, authenticity is not a quality inherent to certain foods but rather one that is socially constructed.
Portnoy, S. (2015): Authenticity of cuisines. In K. Albala (Ed.), The SAGE encyclopedia of food issues (pp. 84-87). Thousand Oaks: SAGE Publications, Inc.
Entiendo lo que dice este punto, pero no estoy de acuerdo. Sí, es verdad que la autenticidad es construida socialmente y no es inherente a los alimentos. Sin embargo, uno podría decir lo mismo de todo en el mundo: ¿qué es algo intrínsecamente auténtico? El concepto de autenticidad es construido socialmente porque todo es así—pueblos, razas, naciones, culturas e incluso idiomas. Mis palabras no son reales, sino líneas y guiones en una pantalla. Pero puedes leerlas porque nosotros, como sociedad, hemos decidido que estas líneas y guiones significan algo. Y de esta manera, si como sociedad decidimos que la autenticidad significa algo, es así.
Para ir aún más lejos, incluso el concepto de la comida es construido socialmente. No pienso que los chapulines sean comida, pero otros sí. Quizás no pienses que la sangre de cerdo sea comida, pero mi padre, de la región china Hunan (湖南), piensa que sí.
Probando chapulines de Allen La sangre de puerco, popular en el sur de China [Google Imágenes]
Por lo tanto, no tengo ningún problema con el concepto de la autenticidad en referencia a los alimentos.
Pero, no estoy de acuerdo con todas las opiniones de la autenticidad, por ejemplo con lo que dijo Jonathan Gold sobre la cocina mexicana auténtica en EEUU:
The food critic of the Los Angeles Times Jonathan Gold claims that Southern California can be considered a region of Mexico unto itself, and therefore all its diverse representations of Mexican cuisine can be considered authentic.
Portnoy, S. (2015): Authenticity of cuisines. In K. Albala (Ed.), The SAGE encyclopedia of food issues (pp. 84-87). Thousand Oaks: SAGE Publications, Inc.
No creo que se pueda considerar el sur de California como una región mexicana. Sí, es verdad que el sur de California está relativamente cerca de México, hay muchos inmigrantes mexicanos aquí y en la historia la región pertenecía a México. Pero hoy en día, el sur de California es parte de EEUU y lo ha sido durante más de 150 años. Esta región tiene muchas influencias mexicanas, pero realmente todo EEUU tiene influencias de pueblos que vinieron de fuera de EEUU. Eso es lo que hace que EEUU, EEUU.
Por lo tanto, restaurantes como El Cholo no son representaciones auténticas de la cocina mexicana, sino las de la cocina estadounidense; especialmente, las del «pasado mexicano fantástico». Según Sylvia Ferrero, restaurantes mexicanos ayudan a perpetuar cierta «mitología»:
Mexican restaurants participate in the construction of the mythology of Spanish missions, the Mexican revolution, or the rural ancestry of Mexican culture and invent a tradition that becomes a symbol of cultural voyeurism
Ferrero, S. (2002). Comida sin par. Consumption of Mexican food in Los Angeles: “Foodscapes” in a transnational consumer society.
Es verdad que estos restaurantes no sirven la comida mexicana auténtica en el sentido tradicional, porque los mexicanos en México no comen así. No obstante, como ya se ha mencionado, estas cocinas son representaciones auténticas del pasado imaginario, una fusión entre las expectativas de estadounidenses y la creatividad de inmigrantes mexicanos.
¿Puede algo imaginario ser auténtico?
Con esta nueva apreciación de comida estadounidense y prejuicio atenuado, era hora de Fryft (¡gracias T-Mobile!) al restaurante (¿in?)famoso con dos de mis compañeros de casa.
¡Hasta El Cholo!
La fantasía, lo «genuino» y Chimichangas
El exterior del restaurante me impresionó inmediatamente. Me gustaba el campanario de adobe blanco; me parecía como una exposición en Disneylandia. También me encantaba el letrero de neón, la ironía porque el restaurante no es español ni mexicano, sino otro género.
El menú, la iluminación y Everest
Asimismo, me gustaba el interior—la iluminación, las decoraciones y la atmósfera. No había señoritas con vestidos florales, pero el camarero simpático nos sentó rápidamente en una cabina espaciosa. Porque eran las 9:30 de un martes, no había nadie excepto tres chavales a través de nosotros, hablando de Singapur y aventuras en otras culturas. No quiero hacer una generalización precipitada, pero pienso que si viniéramos antes, no encontraríamos a muchas familias latinas comiendo aquí.
La Fiesta Platter (1995), la historia y crema agria y lechuga iceberg
Llegó el aperitivo: chips de tortilla con salsa aguada, pero refrescante. La comida me hizo pensar en una fiesta de Supertazón, y estaba un poco triste porque mi equipo, anteriormente de San Luis, recientemente perdió; pero entonces recordé Los Carneros apestaban de todos modos.
Toda la comida fue impecable. Pedí los Chimichangas de pollo (1967) mientras mientras mis dos amigos pidieron el Burrito Dorado (1977). Incluso venía con lechuga iceberg y crema agria. Éste fue un cambio definitivo en mi forma de pensar: justo el año pasado, hubiera odiado comer algo así porque no era «auténtico». Yo era como esos estudiantes:
Every semester I send my students to visit El Cholo as part of an assignment on the history of whitewashing in Los Angeles. Nearly every semester they come back disappointed with the lack of “authenticity” of the food and feel that the ambience is one that is artificially created for Anglo or non-Latino customers
Portnoy, Sarah. Food, Health, and Culture in Latino Los Angeles, Rowman & Littlefield Publishers, 2016. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/socal/detail.action?docID=4756736.
Pero ahora, he aprendido a apreciar lo inauténtico, porque en realidad sólo es otra forma de la autenticidad.
En algún momento, detuve el camarero y le dije que estaba en esta clase. Le pregunté qué pensaba de la autenticidad. Se detuvo un momento, reflexionando. Entonces, con una ligera sonrisa, dijo que la comida es auténtica, porque es de una receta familiar transmitida de generación en generación. Esta respuesta me satisfizo, y está de acuerdo con algunas otras opiniones:
José Johnston and Shyon Baumann argue that for foodies, the categories that are used to discuss culinary authenticity are geographic specificity, ethnic connections, a personal connection to an individual creator or to a family tradition, and a dish’s simplicity and its historical roots
Portnoy, S. (2015): Authenticity of cuisines. In K. Albala (Ed.), The SAGE encyclopedia of food issues (pp. 84-87). Thousand Oaks: SAGE Publications, Inc.
Empero, lo más importante que aprendí fue que debería dejar de tomarme cosas tan en serio. La comida sólo es comida; si tiene buen sabor, ¡genial! Te proporcionará la nutrición que su cuerpo necesita. Ahora entiendo por qué El Cholo es tan popular: sabe bien y tiene un ambiente acogedor. Además, a mis dos amigos también les gustó mucho. [descargo de responsabilidad: uno es de Corea y sabe nada de comida mexicana; el otro (de Malibu) acaba de descubrir que los tacos y burritos son «mexicanos»…🤦♂️]
Pensamientos sobre la Calle Olvera, Boyle Heights y Milpa Grille
Ahora que he leído sobre la historia de Calle Olvera y la gentrificación de Boyle Heights, me he formado mis propias opiniones: tampoco son auténticos en el sentido tradicional, sino que son auténticos a sus propias maneras. La Calle Olvera es un espacio creado artificialmente que a veces es turístico, a veces mexicano; pero siempre angelino. Así es Boyle Heights: aunque estoy seguro de que es más auténtico el sentido tradicional, nunca será verdaderamente auténticamente mexicano porque por la naturaleza de estar en EEUU, es estadounidense: países cambian inmigrantes, e inmigrantes cambian países.
No tengo mucho que decir sobre Milpa Grill, aparte de esto: la comida era muy riquísima y la dueña es muy guay, pero definitivamente los mesoamericanos de hace miles de años no comían así:
¡Qué auténtico! /s
Solía comer así cuando estaba comiendo una dieta baja en carbohidratos, pero soy del Medio Oeste de EEUU y no de la antigua Mesoamérica. (Mis dos padres trabajan para Monsanto o bien ahora Bayer, y prácticamente puedo saborear los OGMs en mi boca.) No obstante, la comida era fantástica.
Conclusión
Sin ser demasiado meta(físico), creo que lo que hace Los Ángeles auténtico es su falta de autenticidad. Somos la ciudad «del futuro»; tenemos Hollywood, Marvel y miles de palmeras no autóctonas. Creamos las mejores películas, historias y ficción. En cambio, esto no es exclusivo de Los Ángeles: los medios sociales son un gran ejemplo. Todos creamos historias sobre nosotros mismos y nuestras vidas. Mira, incluso nuestra excursión a Boyle Heights no es «auténtico» (note la corrección de color):

Hemos transmitido historias desde el principio de la humanidad. Creamos lenguaje y cultura; nos mudamos, cambiamos; pensamos, reflexionamos; recordamos, olvidamos—y siempre lo hemos hecho.
Todo puede ser auténtico—porque ser inauténtico, es decir, es ser humano.